La Escuela Secundaria Técnica N°1 de Chacabuco atraviesa un escenario complejo a raíz de la fuerte reducción del financiamiento destinado a la educación técnico-profesional. Así lo expresaron su director, Aimoré Papini, y la presidenta de la cooperadora escolar, Anita Venecce, en una entrevista donde detallaron cómo impacta esta situación en el día a día de la institución y el rol clave que hoy cumple la comunidad educativa para sostenerla.

Papini explicó que, históricamente, la cooperadora cumplía una función complementaria: colaborar con proyectos de mejora o embellecimiento de la escuela. Sin embargo, en la actualidad, su rol se volvió esencial para cubrir necesidades básicas, como higiene, mantenimiento edilicio, compra y reparación de herramientas de taller, insumos administrativos y materiales de trabajo.

'El presupuesto para las escuelas técnicas viene en baja y eso hoy se traduce en una incertidumbre total', afirmó el director. En ese sentido, detalló que en 2024 la institución recibió 2.430.000 pesos, el mismo monto que en años anteriores, pese al fuerte incremento de precios y a que la escuela cuenta con más de 700 estudiantes. Ese dinero, destinado a herramientas, materiales de electricidad, carpintería, metalurgia y tecnología, resulta claramente insuficiente.

Además, Papini advirtió sobre la suspensión del artículo 52 de la Ley de Educación Técnico Profesional, que garantizaba el 0,2% del presupuesto nacional para este tipo de instituciones. 'Hoy el Gobierno nacional ya no tiene la obligación legal de transferir esos fondos. No significa que no vaya a mandar nada, pero sí que queda librado a su discrecionalidad. Pasamos de una certeza a una total incertidumbre', explicó.

Venecce, por su parte, describió cómo la cooperadora se transformó en una de las principales columnas que sostienen el funcionamiento cotidiano de la escuela. 'Hoy la plata de la cooperadora se usa para resmas de papel, artículos de limpieza, arreglos menores, corte de pasto, pintura, ventiladores, iluminación y muchísimas cosas más. Son gastos permanentes', señaló.

Actualmente, alrededor del 40% de las familias colabora con la cooperadora, que es voluntaria. Desde la institución se busca no exigir a quienes atraviesan situaciones económicas difíciles, entendiendo que muchas familias están incluso más complicadas que la propia escuela. Aun así, se despliegan distintas estrategias para facilitar el pago y se trabaja en visibilizar en qué se invierte cada aporte.

Tanto el director como la presidenta de la cooperadora destacaron el acompañamiento del Consejo Escolar, el Municipio, empresas locales y otras instituciones, que colaboran cuando es posible. 'Hoy nadie se pelea con nadie. Todos hacemos lo que podemos. Nos une la necesidad de sostener la escuela pública', expresó Papini.

Más allá de lo económico, ambos remarcaron el valor pedagógico de este contexto: enseñar a los estudiantes a cuidar los espacios, a comprender la realidad y a formar parte activa de la comunidad escolar. 'La educación no es solo contenidos. También es aprender a convivir, a construir en conjunto y a enfrentar las dificultades', concluyeron.